Un compromiso que las personas que trabajan en los servicios funerarios demuestran día tras día haciendo un trabajo imprescindible.

Demostrando un coraje extraordinario en los momentos más dramáticos de esta situación, enfrentándose a largas jornadas con una gran tensión emocional, y buscando ofrecer el mejor servicio y atención humana a unas familias que, desgraciadamente, ahora no pueden despedirse de sus seres queridos.

Trabajadores y trabajadoras que, como el resto de profesionales de los servicios esenciales, merecen nuestro reconocimiento, no como héroes animos, sino como personas con nombres y apellidos.

Personas que se exponen diariamente al contagio, demostrando la impresionante capacidad humana de nuestra sociedad ante las situaciones más críticas.